Más contentos que unas castañuelas recogemos nuestros bártulos y nos acercamos a la muga. Diez euros, visa para tres meses y bienvenidos a Turquía.
Descartamos la linea recta que lleva hasta Estambul, pues por esta carretera confluyen todos los vehículos provenientes de Europa. En su lugar daremos un rodeo, bordeando el Mar de Marmara.
Lo primero que nos llama la atención es la enorme presencia militar en la zona. Día y noche, el estruendo de los cazas surcando el cielo.
Un transbordador nos cruza el estrecho de Dardanelos y pedaleamos ahora por la costa sur del Mar de Marmara. Numerosos cargueros circulan por la zona, pues es el único paso entre el Mar Negro y el Mediterráneo.
Lejos de la imagen preconcebida que teníamos del paisaje de Turquía,
En ocasiones, abandonamos el asfalto y buscamos "atajos" por caminos de tierra, pero éstos acaban duplicando el kilometraje. A su favor, disfrutamos de una compañía de lo más variada: un zorro, culebras, galápagos, cigüeñuelas, carpinteros y algún tipo de ibis.
En Bandirma tomamos un ferry para cruzar de nuevo el Mar de Marmara y desembarcamos en Estambul el día y a la hora que en Pamplona se escucha el cohete de inicio de los San Fermines.
1 comentario:
Aupa grandes saludos desde kanpezu de Aitor Go Aimar y la Uxu. Estos pobres que solo viajan de forma virtual gracias a vosotros y otros liberados de las tareas propias de la ganaderia de niños Musus valientes
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