Los kafkas.

Elegir carreteras secundarias tiene sus momentos malos (desaparece el asfalto, cruces sin señalizar...), pero también reporta pedalear sin tráfico por lugares perdidos de la mano de Alá.
A casi 2000 mt. de altura, en las montanas del Este de Turquía, llegamos a la aldea de Karakuyu. El sol desaparece en el horizonte y la temperatura desciende bruscamente. Nos abrigamos y nos disponemos a montar la tienda. Un hombre en mangas de camisa nos indica que la coloquemos al resguardo del viento junto a su casa. Sami y su familia, así como muchos de sus vecinos, son los descendientes de exiliados que hace unos 200 años abandonaron el norte del Cáucaso. Estos se asentaron en pequeñas colonias repartidas entre Turquía, Siria y Jordania. Los kafkas se muestran muy orgullosos de su origen y aunque convertidos al islam, siguen manteniendo su lengua y costumbres.

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